Archivo por meses: octubre 2020

Día 232 – It’s Halloween!

Por primera vez y sin que sirva de precedente escribo una entrada de un día saltándome otros días sin escribir. Por supuesto, esos días tendrán su correspondiente entrada (es algo que ya me he auto impuesto el escribir siempre una entrada diaria). Pero el día de hoy no merece demorarlo mucho más tiempo.

Odio 2020. Por si no había quedado claro en otras entradas. Hoy suma un nuevo motivo más, el fallecimiento de uno de los actores con más carisma de la historia del cine, Sean Connery. Creo que merece entrada propia en este blog.

Hoy es noche de Halloween. Como decía una emisora que escucho, hoy es una noche de terror, oscuridad y miedo… y para diferenciarla del resto de las noches de 2020 le hemos puesto disfraces y calabazas. Sigo pensando que se celebra una fiesta que no es nuestra, tal vez porque no la viví de pequeño o de adolescente y no la hice mía, todo lo contrario a lo que sucede con la actual chavalería. No obstante, me ha hecho pensar algún tweet que he visto sobre ello.

Pero la cosa no está para bromas, y esta misma noche se ha convertido en terror de verdad. Las noticias de manifestaciones de extrema derecha y posteriores disturbios y saqueos en tiendas en Barcelona, Logroño y otras ciudades están recorriendo todas las redes y dejando un hedor de tiempos muy pasados. Demasiadas coincidencias para que pase todo a la vez. Alguien se está tomando muy en serio lo de «cuanto peor, mejor…. mejor para mí».

Y mientras tanto, seguimos teniendo una pandemia sin control, sin freno y cada vez con menos posibilidades de reconducir la situación. Porque en el caso de que no funcionen las medidas de cierres de sectores, nos quedaremos sin margen de maniobra. Sin salud no hay economía, sin economía no hay salud. Y todos estamos metidos en este barco. Dejar a alguien en el camino es hacer un agujero en el barco.

Así que con una hermosa luna llena se nos ha quedado un Halloween precioso: pandemia, saqueos, toque de queda, disturbios, muertes… La noche del diablo de la que se hablaba en la película El Cuervo (mítico Brandom Lee).

Lo único que se me ocurre para acabar con mejor cara esta entrada es recordar al grupo heavy-rock Helloween, que tomó el nombre de esta noche y poner uno de sus vídeos, su legendario «I want out». Seguro que más de uno le sonará los sitios donde está grabado este vídeo, aunque sea la primera vez que escuche a este grupo.


Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser

Día 231 – Cerrado

No hay nada mejor que un buen desayuno (tal vez un buen almuerzo y depende en qué situaciones una recena). Claro está que, si el desayuno es a mesa puesta, entonces no hay color. Ya van dos días seguidos y creo que me iba a acostumbrar rápidamente a esto.

Regreso a Pamplona con el trabajo hecho. Un poco cansados, pero menos de lo que se podía esperar, ya que hemos podido dormir cada día unas seis horas (las previsiones pintaban peor). El ponerse a conducir no ha sido muy pesado, ya que ha habido tiempo suficiente para descansar, y la verdad es que conducir siempre me ha gustado. Así que hemos hecho el camino desde Utrillas hasta Pamplona con una única parada técnica en una gasolinera. Los y las muy ildefonser sabrán qué gasolinera es por otros viajes.

Aprovecho para hacer el «café en la calle» en dicha gasolinera. Que por cierto, no lo hemos podido tomar dentro al estar prohibido por el cierre de la hostelería y solo se permite tomar la consumición fuera, aún siendo una tienda/cafetería de una gasolinera en una autopista. Así están las cosas.

Ya en Pamplona he ido a la tarde a entregar la furgoneta de alquiler a Cordovilla. Y al tener la tarde libre he entrado por primera vez en todo este tiempo a un centro comercial, mitad curiosidad, mitad necesidad ya que estoy casi sin pantalones de mi talla. Voy a necesitar un personal shopper para cambiar de vestuario. Lo que me ha dejado helado ha sido ver el piso de restauración, completamente desierto y cerrado.

Esperemos que el remedio no sea peor que la enfermedad y que sepamos encontrar el equilibrio entre salud y economía. Viendo esto, no lo tengo claro, pero tampoco quiero ver UCIs llenas y más muertos. Qué difícil es todo esto.


Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser

Día 230 – A 1400 metros

Después de terminar el trabajo en las cercanías de Zaragoza, hoy tocaba recoger todo temprano, desayunar como es debido con el servicio de habitaciones tan particular del hotel y carretera y manta hacia una nueva planta solar en plena provincia de Teruel.

Porque Teruel existe, ¡vaya que si existe! Una provincia tan extensa como vaciada, con una colección de pueblos que nos hemos encontrado en el camino que dan una sensación muy triste de abandono y de poca vida, al menos lo que se ve desde la carretera. No obstante, nuestro hotel estaba en uno de los pueblos más grandes de la comarca, Utrillas, y se notaba una actividad mucho mayor. El hotel y el restaurante eran la misma cosa, atendido por las mismas personas. Muy hogareño. No puedo resistir la comparación de los dos hoteles en que hemos estado. En uno todo «glamour» pero extraño, en otro todo «ordinario» pero hogareño. Y, sin embargo, los dos muy confortables y en los que he estado muy a gusto.

Esta vez no he podido hacer mucho turismo, ni siquiera pasear mínimamente por el pueblo. A lo más que he llegado ha sido a verlo desde mi habitación del hotel y ver algún cartel anunciando eventos locales. Al parecer estamos en lo que era una zona minera y hay algunas actividades culturales que intentan mantener el recuerdo de todas esas vivencias. Una pena, porque nunca sabes si vas a volver por aquí en otra ocasión.

El lío nos estaba esperando en la planta solar. Una planta que está en medio de un parque eólico en la cima de un puerto de montaña a 1400 metros de altitud. Una planta muy extensa y con sus complicaciones técnicas y burocráticas, con las que no os voy a aburrir, pero que nos han dado muchos quebraderos de cabeza.

El caso es que la altitud y la noche de raso y luna llena ha hecho que hayamos estado trabajando al final de la noche rozando los 0 grados. Un poco de fresquito para ir andando de un lado a otro con corriente eléctrica de por medio, pero es lo que toca. El paisaje duro y seco del interior no deja de parecerme bello a su manera; si a eso le añadimos el día y la noche tan clara y despejada, tenemos otro gran atardecer.

Dos de la madrugada y dos grados de temperatura. Menos mal que hemos tenido ayuda extra por parte de la gente de la planta, porque si no, no hubiéramos llegado a realizar tanto como hemos hecho. Queda ir a aparcar la furgoneta y el remolque en alguna calle interior del pueblo de forma fácil para salir después y darse una ducha para entrar en calor y relajarse un poco. Mañana vuelta a casa.

Y seguimos sin rastro de la policía… pero tenemos papeles, que conste.


Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser

Día 229 – Hotel, dulce hotel

Vuelta al trabajo en Zaragoza…. y vuelta al hotel «con encanto». Hotel, dulce hotel, que cantaba Sabina. Ha dado la casualidad de que me ha tocado la misma habitación de la pasada semana, así que ya como en casa. Esta vez, tras acabar el trabajo a una hora «prudencial» (solo han sido las dos de la madrugada cuando hemos llegado) he pedido el desayuno completo, también para sacar una foto a la trampilla donde se deja los pedidos a la habitación y que no se puede abrir a la vez desde el pasillo (he hecho la prueba).

Curiosidades del hotel; he ido a echar un vistazo por ahí, pero ya me han dejado claro que por los pasillos y por el interior del hotel me iba a encontrar a pocas personas. Como muestra un botón, la cafetería del primer piso es de lo más «chic», pero por no haber no hay ni camarero que lo atienda. Así que antes de ir al trabajo nocturno y después de comer bien a gusto en Tío Genaro, me he dado una vuelta por el pueblo de Cadrete, ya que nunca se sabe si vas a volver por ahí.

Y os lo prometo que no lo estaba buscando, pero me he encontrado con el bar más guay de todo el pueblo y creo que de los alrededores, un bar de conciertos y música rock que por todo lo que está cayendo está en horas bajas. Según me ha contado el dueño, aquí han tocado muchos grupos y no solo de rock, sino de blues, soul, etc. Si alguno le suena, que me lo comente.

Por lo demás, trabajo ya «dominado» aunque con algún que otro susto al llevar un remolque con un grupo electrógeno. Los remolques no suben por todas las partes. El atardecer, aunque sea trabajando, da unas bonitas estampas y más cuando la luna casi llena ilumina toda una noche sin nubes.

A propósito, ningún control en la autopista, ningún control a la noche al regresar al hotel… nada de policía en todo el día. Será que llevábamos los papeles en regla, si no es así seguro que nos hubiera parado hasta los vigilantes de la playa.


Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser

Día 228 – Salvoconducto

Este día podría haber sido perfectamente uno de los del primer confinamiento, ya que solo he salido para coger el pan y el café con leche para llevar. Después, teletrabajo y bici estática para hacer algo de ejercicio. Hay que ver, seis meses después seguimos igual (o peor). En cualquier caso, la sección de «café en la calle» me ha hecho pensar dónde colocar esta vez el café para la foto. Ésta vez me la he jugado un poco.

Mañana vuelta a la carretera, camino de Zaragoza y de Teruel para completar el trabajo que no se pudo hacer la última vez que fuimos. Dado que vamos a tener que pasar a otra comunidad autónoma y que tenemos que trabajar en horario nocturno, hemos tenido que pedir un justificante por si hay algún control policial que nos detenga. No es ninguna broma, ya ha habido algunas situaciones precisamente por donde vamos a ir.

No es cuestión de hacer comparativas con otras épocas y con otros momentos más terribles y más dramáticas, pero el hecho de tener que presentar «papeles» para circular por tu propio país no deja de recordar situaciones de guerra o de dictadura, más propias de la época de la guerra fría o del franquismo. Mejor tomárselo con algo de ironía y de humor para hacerlo más llevadero. Mañana o cuando pueda os cuento… si no nos detienen, claro.


Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser

Día 227 – Toque de queda

Como tantas otras veces, comienzo por el final. La verdad es que no tenía pensado empezar así ni tampoco dar el título que le he dado a esta entrada. Ha sucedido que se me ha hecho un poco tarde visitando a mi madre en Ansoáin y he llegado a Sarriguren sobre las 23:10h. En el actual estado de alarma la restricción de movilidad nocturna (léase toque de queda) comienza a las 23:00h. No he podido evitar parar en la rotonda cercana a mi piso y ver que efectivamente no había un alma viviente por la calle. Un poquito de impresión ya me ha dado.

Desde luego, si hace unas semanas había tenido dudas de continuar con este diario porque creía que ya todo iba camino a la normalidad, me las han despejado completamente. Y no solo con el hecho de llegar hasta Navidad y Año Nuevo, sino incluso de cumplir el año de pandemia. La verdad es que me ha sorprendido la duración que pretenden hacer en la extensión de seis meses del estado de alarma, por supuesto con navidades de por medio. Espero que nadie del gobierno de ningún lado pretenda convertirse oficialmente en el Grinch y proponga navidades cada uno en su casa sin compartirlas con la familia. Eso es sencillamente inconcebible, lo plantee quien lo plantee. Quizá alguien debería sopesar también las consecuencias emocionales de ciertas medidas. Como dice el refranero, no desvistamos a un santo para vestir a otro.

Mientras tanto, trabajo presencial y teletrabajo casi a días alternos, aunque puede que tenga que coger las maletas otra vez esta semana. Hoy he vagueado un poco en la cocina y he repetido las migas que hice ayer, con su pimiento seco, chistorra, panceta y bacon. Mañana tampoco cocino, ya que tengo doble de tuppers de Casa Micaela, el mejor servicio a domicilio que tengo.


Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser

Día 226 – Estado de alarma, Parte II

El coronavirus ha llegado hace unos días a amigos de mi cuadrilla (los cuales hace días que no veo), también hace varios días que supe del ingreso en el hospital de otro amigo por problemas médicos más o menos serios (no relacionado con la Covid-19) que creo que ya va solucionando, mi sobrino Aitor acaba de recibir su tercer confinamiento, se ha cambiado la hora…. y hoy se declara de nuevo el Estado de Alarma con un toque de queda, confinamiento nocturno o restricción de la movilidad por la noche, como quiera llamarlo cada uno.

Sinceramente, no me lo esperaba. No ya la declaración de Estado de Alarma (que, salvo intereses políticos, todo el mundo parece que lo quería de una u otra forma), sino todo el cuadro general. La idea de un rebrote de la pandemia hacia el invierno era algo con lo que se contaba, pero no este estallido. Y el riesgo de lo que supone no solo médicamente, sino social y económicamente hablando. La situación sanitaria a dos o tres semanas vistas es muy preocupante, porque esa es la evolución del virus en los casos graves. Nunca como ahora se ha visto más claro como economía y salud van de la mano, la una no existe sin la otra, aunque muchos solo quieran ver una parte como la importante o quieran ver la salud como una forma de negocio. Volvemos al filo de la navaja, si es que alguna vez nos hemos ido de ahí.

Visto el panorama, no se me ha ocurrido otra cosa que darme a la bebida. Bueno, es una exageración. Pero ya que compré hace tiempo las cervezas hay que ahogar las penas en alcohol. Ya lo dijo Homer Simpson: «Alcohol, fuente y solución de todos los problemas

Y para completar el día, ha sido un día feo y desapacible, con lluvia al final del mismo (cuando ya no se podía salir). Los únicos que han disfrutado del día han sido los chavales de mi piso que se han revolcado a gusto con las hojas caídas de los árboles. Bendita despreocupación, la ignorancia es la auténtica felicidad.

Por cierto, del cambio de hora ni me he enterado con eso de que el móvil lo cambia automáticamente. Para rematar el día, menos horas de luz y más oscuridad. Qué largo va a ser este invierno…


Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser

Día 225 – Centenario

Empiezo la entrada de hoy con una metedura de pata de campeonato, y es que entre tanto viaje de trabajo, tanto cambio de aforo/horario y mi propio despiste (que suma lo que más), me he quedado sin ver la actuación del colega en el Teatro de Ansoáin con No More Blues. Esto tiene que cambiar, hay que hacer propósito de enmienda como en tantas otras cosas para no ser tan dejado y avanzar.

Ya que me he perdido el concierto, lo que no me he perdido es el día de otoño que sigue avanzando y también se deja notar en el paisaje urbano. Aprovechando el día, he hecho paseo cicloturístico desde Sarriguren hasta Artiberri, disfrutando del día. Los colores del otoño son espectaculares, no se puede negar.

Hoy es inevitable ejercer de rojillo, aunque ahora mismo solo soy simpatizante (he sido socio durante más de quince años). El Club Atlético Osasuna ha cumplido hoy 100 años y además con una victoria en el estadio de El Sadar contra uno de los equipos de mayor rivalidad, el Athletic Club de Bilbao. Tenía un montón de cosas en la cabeza para escribir sobre este centenario y no sabía muy bien cómo ordenarlas. Pero he pensado que los primeros recuerdos de rojillo son los que más me marcaron y los que aparecen más claros; al final el futbol es algo que para bien o para mal nos está acompañando en nuestras vidas y si encima te identificas con un equipo en muchas ocasiones te marca tus vivencias y tu propia historia.

Si alguien de los ildefonser que me sigue es aficionado de algún equipo de futbol, ¿sabría decir en qué momento exacto se hizo de ese equipo? Yo sí: el 7 de octubre de 1979. Os confesaré una cosa: hasta ese día yo tenía una camiseta blanca con un número 7 a la espalda y el escudo del Real Madrid. Tal cual. Mis padres nunca han sido especialmente futboleros, así que no recuerdo bien por qué llegué a tener esa camiseta (tenía 7 años), pero sí que la tuve. El caso es que ese día estábamos en casa mis tíos Dioni y Mari, y mi tío me preguntó por qué era del Real Madrid. Me acuerdo perfectamente que le dije que como no había equipo de futbol en Pamplona, era de ese equipo. -¿Como que no hay equipo? ¡Osasuna! – Fue la primera vez que escuché ese nombre. -Además, juega hoy en casa contra el Deportivo ¿Vamos?

Y de esa manera, con mi tío Dioni y mi padre fui por primera vez a un estadio de futbol y vi por primera vez a Osasuna desde el fondo Sur del estadio. El resultado no se me olvida, 4-2 (entre otras cosas porque llegamos con el partido empezado y el primer gol lo escuché celebrarlo en la cola de entrada al estadio). Y no se me olvida la primera visión de un campo de fútbol lleno y animando a un equipo. Desde entonces hasta ahora, fuera el blanco y bienvenido el rojo.

Evidentemente, me acordaba del partido y no de la fecha exacta. la cual la he tenido que buscar. Me acuerdo de uno de los libros de historia de Osasuna que compró mi madre cuando compró una enciclopedia de pueblos de Navarra, que venía de regalo. Seguro que muchos rojillos saben de qué libro se trata. Y lo que sí me acuerdo es del viejo Sadar, cuando no se había hecho ninguna reforma y alrededor de él no había casi nada urbanizado, solo terrenos de cultivo y las piscinas de Osasuna con «El Sadarcillo», el campo de tierra fuera del estadio. Así lo conocí.

El fútbol y Osasuna me trae muchos recuerdos. Uno de ellos eran los cromos al empezar cada temporada y las partidas a montones y rayetas que se organizaban en los porches de las torres de Ansoáin para los que intentábamos completar la colección o para los que simplemente tenían una excusa para jugar y «comerciar» con ellos. Especialmente me hace mucha ilusión el cromo de Iriarte, ya que pertenece a la única temporada que llegué a completar la colección (creo que era la temporada 83/84, pero ese álbum se perdió).

Cuando eres seguidor de un club modesto, tus momentos de más euforia no son precisamente de celebración de títulos, sino de victorias emblemáticas, ascensos, clasificaciones para finales o semifinales…o simples goles. Hitos modestos como corresponde al club, pero no quiere decir que sean menos intensos o menos memorables que cualquier título, al menos para mí. Como es celebrar un gol en una final de Copa del Rey, aunque luego la pierdas en la prórroga. Incluso momentos tan dramáticos como estar a punto de descender a 2ªB (con un riesgo real de desaparición) y meter un gol al final del partido para conseguir ¡tan solo un empate! Con eso se consiguió mantener la categoría de 2ª División para ascender al año siguiente haciendo un play-off perfecto (cuatro victorias de cuatro partidos).

Hoy toca celebrar un poco todo eso, todo lo vivido junto con tu equipo, aunque me acuerde ahora de mi madre diciéndome -¡pero si ellos no te van a dar de comer! Qué razón tiene, pero qué se le va a hacer. Hoy tocaba celebración, ya que además tras unos años muy, muy negros, parece que las cosas vuelven a hacerse medianamente bien y Osasuna vuelve a ser Osasuna. Esperemos que por otros cien años.

C.A. Osasuna, campeón de 2ª División de la temporada 2018/2019

Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser

Día 224 – El retorno del café en la calle

Las nuevas restricciones del confinamiento perimetral de Navarra incluyen el cierre de todos los servicios de hostelería y restauración (salvo aquellos que sean para llevar). Eso significa que de momento se acabó la cafetería, ni en mesa, ni en terraza ni en nada. Vuelta atrás otra vez.

Así que la visita por la cafetería ha sido para coger el pan y para llevarme el café con leche. Pero claro, he visto el cartelito y no me he podido resistir…. Lo que veo es que la denominación que se hace en Pamplona al garrote de chocolate y en el resto del mundo se llama napolitana se va perdiendo en la cartelería. No creo que se pierda entre los pamplonicas, somos muy de costumbres.

La sección «café en la calle» vuelve al blog, y me temo que para un rato largo. No sé si me quedan sitios tirar fotos nuevas con el café con leche para llevar, pero prometo buscarlos en el corto trayecto que hay entre la cafetería y mi casa.

Por lo demás jornada matutina de teletrabajo y tarde de televisión y sofá, hasta que he visto que en la tarde asomaba un poco de sol. Para los pocos días que quedan de luz, me he tirado rápidamente a la calle con la bicicleta a andar un poco. Me ha dado tiempo de ver un gran contraluz del pueblo de Badostáin.

Y al final del día me he puesto a escribir las entradas que me quedaban pendientes de escribir en este diario. Ya me lo ha recordado más de uno que lo actualizara ya, así que como uno se debe a su público no podía hacerme esperar, faltaría más. Por cierto, también me ha dicho más de uno que estuvo en el hotel de Zaragoza donde me alojé esta semana…. ahí lo dejo 😉


Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser

Día 223 – Otro día de bajona

La verdad es que volver a vivir un confinamiento no me ha hecho ninguna gracia. Y eso que no es el confinamiento de los peores momentos, pero ya lo daba por superado. Quizá es la actitud con la que afrontas las cosas, en aquella ocasión lo tomé como un reto de dar la vuelta a las cosas y aprovechar el tiempo en hacer algo de provecho con el tiempo que se nos había dado o que nos habían quitado, según se mire.

Ahora, simplemente, es volver a aquello para lo que ya no contaba. Hay que volver a adaptarse y se hace más cuesta arriba. En especial el volver a no estar con gente, ni siquiera el volver a sentarte en una mesa de una cafetería a tomarte un café con una cierta tranquilidad solo o acompañado mucho mejor. No voy a negar que también hay cosas personales que te afectan en ciertos momentos más que en otros, y que te hacen querer estar con la gente que quiere estar contigo. Pero ni por esas. Toca otra vez estar más separados, más aislados. No es un plato de gusto, pero con noticias como ésta poco se puede decir.

Y a todo esto, el otoño sigue su curso. También ha llegado al patio interior de mi comunidad de vecinos y los colores siguen siendo preciosos. Así que venciendo las pocas ganas que tenía hoy, me he puesto a escribir las entradas de los días de viaje a Zaragoza. Poco a poco iré completando el diario, que reconozco que me está ayudando mucho en ciertos momentos de esta pandemia. Si además os entretiene a los que lo leéis, me alegro un montón.


Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser