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Día 708 – Un paseo por la Ribera

Sábado intenso el que ha tocado hoy. Primero, viendo algo de fútbol infantil y pasándome por una de las grandes superficies de ropa y artículos deportivos en donde además de comprar lo necesario y hacer un poco el tonto, me he encontrado con un viejo compañero del equipo de baloncesto de Paz de Ziganda al que casi no reconozco por la mascarilla. Buenos recuerdos compartidos.

Comida fuera de casa, compartiendo mesa y mantel con muy buena compañía, en otro de los restaurantes que no he entrado hace años, el antiguo Pato Pinta en la calle Abejeras. Como muchos restaurantes de mi ciudad, los actuales dueños son de origen chino, aunque han sabido adaptarse a la perfección con lo más típico de la gastronomía local (todavía me acuerdo cuando iba casi todos los fines de semana a La Taberna del Cuto hace ya unos diez años, cuando empezaron a llevarlo gente de origen china con toda normalidad). No obstante, también han incorporado su cocina y eso se nota.

Y a la tarde hemos tenido el desplazamiento más largo de esta temporada para disputar un partido de baloncesto de nuestra competición, que al igual que el año pasado ha sido a la localidad de Ribaforada, en plena Ribera de Navarra y casi lindante con la provincia de Zaragoza. Han sido sus buenos 110 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta recorriendo el camino junto al río Ebro durante una buena parte del trayecto.

Ribaforada nos ha saludado con un día claro, luminoso y frío como solo puede hacer donde sopla el cierzo. Ni siquiera al sol se podía estar mucho tiempo sin moverse, porque te quedabas tieso.

El frontón donde hemos jugado tampoco es que haya contribuído mucho a entrar en calor. El partido sí lo ha hecho, por intensidad, por nervios, por el poco acierto de los dos equipos… ¡y por la prórroga final!

Esta vez nosotras hemos templado los ánimos más que el equipo rival y nos hemos llevado el partido con un 39-42 definitivo. Lo que me ha sorprendido es que era la primera prórroga para ellas: jamás habían disputado una prórroga y ni sabían qué tiempo se jugaba o si cambiaban las reglas en la prórroga. Y me imagino que todos los padres y acompañantes del equipo estarían igual. Por lo menos, el regreso a casa ha sido con una sonrisa, que no es poca cosa.


Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser

Día 571 – Vida anterior

Comienzo la entrada de este día con un susto, como es el que tienes cuando una persona muy cercana a ti tiene que ir a Urgencias. Al final todo ha quedado en eso, un susto, pero el mal cuerpo te lo llevas puesto durante un rato.

Continúo esta entrada con un reconocimiento muy pequeño y muy modesto como se puede hacer desde este blog personal a la figura de Pau Gasol, el día que ha anunciado su retirada del baloncesto profesional. El baloncesto es mi deporte y por eso puede que peque de no ser objetivo; estamos ante uno de los deportistas más importantes de la historia de este país, diría que solo superado por Rafa Nadal. Curiosamente, ninguno de los dos perteneciente al «deporte rey» que dicen que es el futbol. Un tipo grande e insustituible, que nos enseñó definitivamente a poder ser más grandes de lo que jamás habíamos sido.

Los reconocimientos han sido multitudinarios, pero la retirada de la camiseta #16 por parte de Los Angeles Lakers me parece que da la dimensión del jugador que ha sido. Compartir honor con Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Earvin Magic Johnson, Shaquille O’Neal y Kobe Bryant son palabras muy, muy grandes.

Seguimos «de vuelta». Hay cosas que parece que las hice en una vida anterior y sin embargo es lo que hacía normalmente antes de la pandemia. Por ejemplo, hoy ha tocado recuperar las comidas de trabajo en el restaurante habitual al que vamos los martes y jueves. Y también hemos recuperado ese momento de volver a charlar con los compañeros a mesa puesta, algo que hemos notado que lo echábamos mucho de menos una vez sentados en el restaurante.

En la mesa hemos hablado de la última vez que habíamos estado comiendo todos juntos ahí. Yo me acuerdo perfectamente, el jueves 12 de marzo de 2020, justo el día anterior al anuncio del estado de alarma (un viernes 13) y su posterior declaración al día siguiente. Hemos recordado aquella última semana antes del confinamiento, cómo incluso la semana anterior nos parecía todo demasiado lejano, demasiado extraño y ajeno a nosotros. Sin embargo, a partir del lunes de esa semana la pandemia pasó a ser como una bola de nieve que creció hasta llevarnos a todos por delante. No sabíamos entonces que esa bola de nieve había comenzado a rodar mucho antes de aquella semana. Ya ese jueves nos estábamos preguntando qué hacíamos todos comiendo juntos allí, sin ninguna medida de protección. Nadie pensaba en mascarillas, vacunas ni nada por el estilo, pero todos estábamos ya con la mosca tras la oreja. En mi caso, ya se habían suspendido entrenamientos y partidos de baloncesto). Pero a pesar de todo esto, nadie, nadie, nadie se imaginaba lo que vendría después. Todo esto hablando como si nada hubiera pasado, delante del café de la sobremesa (con azucarillos «poéticos» al estilo de Mario Benedetti).

La principal motivación que me llevó a empezar este diario fue la experiencia de sufrir un cambio radical en tu forma de vivir de forma global y conjunta. Ahora mismo, ese cambio ya se está revertiendo poco a poco y siento que este diario está llegando a su fin. De todas formas, me parece que eso no va a suponer que deje de escribir; las cosas buenas que haya traído este tiempo hay que mantenerlas, no podemos recuperar lo malo de nuestra vida anterior.

Y ya que hablamos de fin de la pandemia, los datos de contagios y de transmisión del coronavirus ofrecen una de las mejores cifras en mucho tiempo. Cada vez estamos más cerca.


Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser