Sábado intenso el que ha tocado hoy. Primero, viendo algo de fútbol infantil y pasándome por una de las grandes superficies de ropa y artículos deportivos en donde además de comprar lo necesario y hacer un poco el tonto, me he encontrado con un viejo compañero del equipo de baloncesto de Paz de Ziganda al que casi no reconozco por la mascarilla. Buenos recuerdos compartidos.
Comida fuera de casa, compartiendo mesa y mantel con muy buena compañía, en otro de los restaurantes que no he entrado hace años, el antiguo Pato Pinta en la calle Abejeras. Como muchos restaurantes de mi ciudad, los actuales dueños son de origen chino, aunque han sabido adaptarse a la perfección con lo más típico de la gastronomía local (todavía me acuerdo cuando iba casi todos los fines de semana a La Taberna del Cuto hace ya unos diez años, cuando empezaron a llevarlo gente de origen china con toda normalidad). No obstante, también han incorporado su cocina y eso se nota.
Y a la tarde hemos tenido el desplazamiento más largo de esta temporada para disputar un partido de baloncesto de nuestra competición, que al igual que el año pasado ha sido a la localidad de Ribaforada, en plena Ribera de Navarra y casi lindante con la provincia de Zaragoza. Han sido sus buenos 110 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta recorriendo el camino junto al río Ebro durante una buena parte del trayecto.
Ribaforada nos ha saludado con un día claro, luminoso y frío como solo puede hacer donde sopla el cierzo. Ni siquiera al sol se podía estar mucho tiempo sin moverse, porque te quedabas tieso.
El frontón donde hemos jugado tampoco es que haya contribuído mucho a entrar en calor. El partido sí lo ha hecho, por intensidad, por nervios, por el poco acierto de los dos equipos… ¡y por la prórroga final!
Esta vez nosotras hemos templado los ánimos más que el equipo rival y nos hemos llevado el partido con un 39-42 definitivo. Lo que me ha sorprendido es que era la primera prórroga para ellas: jamás habían disputado una prórroga y ni sabían qué tiempo se jugaba o si cambiaban las reglas en la prórroga. Y me imagino que todos los padres y acompañantes del equipo estarían igual. Por lo menos, el regreso a casa ha sido con una sonrisa, que no es poca cosa.
Tutto andrà bene!!
#hazteildefonser