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Día 768 – Adiós, mascarillas, adiós… o casi

Primer día de trabajo, de entrenamientos, de cafetería, de todo sin mascarilla en interiores. Y para mi sorpresa, no he extrañado ni echado de menos nada. Ni siquiera he tenido algún gesto automático de echarme la mano a la cara para ponerme la mascarilla al entrar en el trabajo o en la cafetería. Serán las ganas que tenía de quitármela.

Lo que sí me ha sorprendido ha sido la cantidad de compañeros que han mantenido la mascarilla en la oficina, pese a que no ha habido ninguna instrucción en ese sentido de parte de la dirección de la empresa. No sé si será un acto reflejo, un temor u otra cosa. Supongo que en muchos casos a mucha gente le rondará por la cabeza eso de que igual nos estamos precipitando y vamos demasiado rápido. Todo se verá.

Adiós, mascarilla, adiós… pero no del todo. De hecho, la sigo llevando en el bolsillo y hoy mismo la he tenido que utilizar, ya que he tenido que entrar en la farmacia. Estas se consideran instalaciones sanitarias, por lo que la obligación de la mascarilla se mantiene.

Salvo el requisito de la farmacia, he entrado ya sin mascarilla al trabajo, al polideportivo y sobre todo a la cafetería; aunque la tarde no apetecía nada para salir por el frío, había que pedir el primer café en la barra sin mascarilla. Y aquí sí que me ha chocado el ver las caras de las camareras de forma completa por primera vez en mucho tiempo. Cosas curiosas.

También ha habido visita a Ansoáin, ya que los viajeros de Jaén ya están de vuelta y con regalos en forma de magdalenas y hornazos, el bollo típico con un huevo cocido dentro de él. La sorpresa que me he llevado es encontrarme a Arane dormida en casa de mi madre, porque el pequeño Julen ha tenido que pasar por Urgencias. Un pequeño susto, pero todo bien. Cuando sea mayor y le cuenten lo que paso estos días, se va a quedar con cara de decir ¿pero qué me estás contando?


Tutto andrà bene!!
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Día 761 – Cuatro años

Hoy mi sobrina Arane ha cumplido cuatro años.

De todas las personas que conozco, ella se ha convertido oficialmente en la que ha celebrado más cumpleaños dentro que fuera de una pandemia en toda su vida, con una marca de 3 a 1, una marca difícil de batir. De hecho, solo su primer cumpleaños fue dentro de la «normalidad». Con el tiempo esto se quedará en una simple anécdota, pero desde luego da que pensar.

Si todo va bien, este será el último cumpleaños al que hará referencia este diario. En cierta forma, es injusto asociar ambas efemérides para la chiquilla, aunque poco o nada le va a importar (ahora seguro, y más adelante casi que también). Coincidencias de la vida que ha tocado vivir. Mientras tengamos cumpleaños como el de hoy, todo lo malo se olvida, ¡sobre todo viéndola vestida de Mirabel!

El cumpleaños ha sido la típica merienda ligera, de picoteo con algo de dulce… es decir ¡a reventar! Y que no cambie; ya es demasiado tarde para no hacer lo que siempre hacemos. Ya habrá días para moderarse.

Julen se quiere colar como protagonista hasta en el cumpleaños de su tata. Y la verdad es que lo consigue con poco que haga. Vaya pareja de hermanos; en un concurso de belleza no iban a quedar los últimos precisamente.


Tutto andrà bene!!
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Día 723 – Encanto

El día de después de una celebración familiar es… otro día de celebración familiar. Los acontecimientos que se celebran en un fin de semana se hacen para exprimir ese fin de semana, más aún cuando hay gente que ha hecho un largo viaje para estar aquí.

Antes de estar de nuevo con toda la familia, tocaba partido en casa (después de mucho tiempo). La victoria nos ha vuelto a sonreír, no sin esfuerzo y teniendo que «ponerse las pilas» en el segundo tiempo. Ese es el camino.

Con la presencia de sobrinos y allegados en el partido, hemos tenido un café, previo tiovivo para los peques. No hay frio para la diversión cuando la atracción de feria está a tu disposición casi en exclusiva.

Día de más protagonismo para los peques que para los mayores, al contrario que ayer (con la excepción de Julen, el «bebé jefazo» que se metió a todos en el bolsillo). El celebrar una nueva comida en una bajera que tiene al lado una calle peatonal (pintada con los viejos juegos de tiza) es una invitación muy fuerte como para no acudir, y más si hay balón de fútbol de por medio. En esa misma calle han pintado numerosos círculos cada uno con un nombre, y por suerte Arane y Julen tienen el suyo.

La sección infantil y juvenil ha estado a tope todo el día. Me ha recordado a mis tiempos en donde las reuniones familiares eran para mí las reuniones de primos y ellos eran la «otra cuadrilla» con la que te juntabas cada cierto tiempo.

La despedida siempre es lo peor, porque una despedida es una separación grande entre nosotros. Queda el consuelo de que en cada despedida hay una promesa de volver a encontrarnos. Seguro que sí.

Un fin de semana de emociones, de recuerdos y de buena compañía; la mejor. Todo lleno de encanto, como la película que he visto esta noche y que me ha enamorado su música. Especialmente el tema principal de Carlos Vives, que no he dejado de tararear hasta que me he dormido. Familia y magia, un buen dúo.


Tutto andrà bene!!
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Día 716 – No pasarán

El día de hoy, pese a ser domingo, es uno de los días que peor cuerpo me ha dejado. Comenzando por la mañana, hemos jugado el peor partido de lo que llevo entrenando con este grupo de jugadoras, derrotadas ampliamente por el rival. Un duro palo del que hay que aprender y sacar conclusiones para mejorar, porque de eso trata el deporte: de superación.

Al terminar el día ha sido cuando he vuelto a recordar que estamos en tiempos de guerra y de pandemia. Las imágenes de batallas y refugiados en Europa trazan paralelismos con épocas que ya estaban superadas. De esas épocas es la famosa frase «No Pasarán«. La icónica frase de la resistencia anti-fascista la he escuchado en boca de ciudadanos ucranianos, armados en defensa de su país (ver el minuto 8:40), como modernos partisanos, en lucha contra el invasor ruso. ¡Qué vueltas da la vida! La misma frase ha aparecido como pintada en el consulado ruso de Valencia.

Menos mal que entre medio ha habido café con los habituales de Sarriguren y comida familiar en Casa Micaela. Hoy se agradece esos momentos con los tuyos y con los más pequeños de la familia, con Arane y Julen (y con Aitor). Mejor ellos que los viejos que mandan en el mundo y que parece que no les importa que todo se hunda porque ya lo han vivido todo.


Tutto andrà bene!!
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Día 669 – La resistencia

Diario del Contagiado, Día 7. Y se acabó. Fin de un confinamiento motivado por el contagio y la convalecencia por la Cavid-19. Una enfermedad que, afortunadamente, solo ha tenido consecuencias la primera noche, con fiebre y dolor muscular, pero sin problemas respiratorios. Después de eso, no he sufrido mayores consecuencias, lo que ha hecho un poco más difícil este confinamiento. El cansancio de tantas restricciones es más que evidente.

Y así ha sido. Me he agarrado estrictamente a la hora del mensaje del Servicio Navarro de Salud que marcaba el momento del cumplimiento de los siete días y me he escapado a la calle a ver el atardecer de este día de cielo limpio, raso y muy frío. No importa, el aire de la calle en la cara siempre sienta bien.

En esta pequeña escapada de casa he tenido oportunidad de hacer esta fotografía en uno de los paseos que rodean a Sarriguren. Seguro que no hay más significado que el de una simple llamada telefónica, pero la imagen evoca muchas más cosas que eso…

El balance de «caídos» en la familia que ha traído la casa rural por culpa del bicho ha sido casi total, grandes y pequeños incluidos (el cardamomo no funcionó). Pero queda todavía La Resistencia y dos pequeñas valientes resisten ahora y siempre al invasor. Nuestras pequeñas galas Naroa y Arane en pie contra el coronavirus. Solo falta cantar el Bella Ciao ¡Que sigan así!


Tutto andrà bene!!
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Día 621 – De accidentes, gramática, posados y robados

Inmersos en esta sexta ola, las noticias son cada vez más preocupantes. Nos hemos colocado por encima de los trescientos casos diarios y ya se empiezan a escuchar rumores sobre posibles cierres y restricciones. Otro paso atrás. Lo que está ya claro es la solicitud del Gobierno de Navarra al Tribunal Superior de Justicia de la autorización para la aplicación del Pasaporte Covid.

El día ha empezado en todo lo alto, con un atasco de nivel de ciudad grande debido a un accidente de tráfico en la ronda de circunvalación de Pamplona. El trayecto que me cuesta cinco minutos en coche desde casa hasta mi trabajo ha durado más de media hora. Ha habido momentos de desesperación por parte de algunos conductores que se han visto con prisas por no llegar a su destino a tiempo. Cualquiera que viva en Madrid, Barcelona o alguna otra ciudad grande se estará riendo de lo que nosotros llamamos «atasco». No estamos acostumbrados.

Estos últimos días hemos tenido algunas conversaciones divertidas por los grupos de WhatsApp de la familia. Una de ellas ha sido ponernos a discutir sobre gramática, al hilo de la tarea que estaba realizando uno de los estudiantes de primaria que tenemos dentro de la prole familiar. Las guerras que dan un «a ver» y un «haber». O un «iba» y un «hiba», hasta que me han dicho que «Hiba» está bien dicho…

La otra parte divertida ha sido los posados que ha hecho Arane con su nuevo traje de casera y Julen junto al «bebé jefazo». Clavadito. Y para que no me digan nada, también saco el «robado» que me pillaron el otro día en casa de mi madre, incluido el cachondeo de mi hermana. Siempre hay para todos y hay que saber encajar las bromas cuando te toca a tí.


Tutto andrà bene!!
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Día 604 – Planificando

Domingo familiar, como viene siendo habitual (que no rutinario, con la familia nunca lo es). Antes de eso, ha habido partido a las diez de la mañana, pero esta vez jugando fuera de casa, en el pabellón del Liceo Monjardín (antiguo Ursulinas). Pequeño susto por no jugar bien, pero al final remontada y victoria un tanto apurada, pero victoria al fin y al cabo. Y con los futboleros devolviendo la visita en mi partido de baloncesto. Todo bien.

De esta forma primero ha habido partido y después café con leche con los habituales de Sarriguren antes de ir a Ansoáin. Todo un gran plan de un domingo, que ya tira más al frío que al fresco. Y rumbo a Casa Micaela.

Otra vez nos hemos juntado todos, pero las «estrellas» de la casa siguen siendo los más pequeños. Julen ya luce los trapitos que le van cayendo de un lado y de otro.

Cómo no, Arane no podía faltar en esta entrada, ya que con Julen hacen una pareja genial. Sobre todo, cuando ha posado y ha jugado con su hermano a ser fotógrafa y a realizar su propia sesión de fotos.

Tan profesional parecía Arane manejando su particular cámara fotográfica que le he dejado el teléfono móvil a ver qué fotografía hacía de verdad… Y para ser sinceros no ha estado mal.

Lo que sigue en marcha es la planificación de la casa rural de fin de año. Aunque parezca mentira, hay cosas que sobraron hace casi dos años que todavía estaban bien guardadas y en buen estado. Hoy hemos hecho recapitulación y consulta para ir preparando el evento que ya queda tan lejos. Hay ganas.


Tutto andrà bene!!
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Día 587 – Mañana, tarde y noche

El título de esta entrada y las imágenes que lo acompañan es una pobre alegoría a varias cosas que han ido sucediendo estos últimos días, al igual que las imágenes que he ido tomando y me han ido llegando por parte de varios amigos.

En primer lugar, la mañana viene a representar los días tan luminosos que estamos teniendo en una estación de otoño que nos está regalando estampas preciosas llenas de color. La fotografía del amanecer se la debo a Idoia, que por lo que se ve está atenta a lo que sucede a esas horas (yo contento estaría si a esas horas pudiera abrir un ojo).

En segundo lugar, está el atardecer, que en esta alegoría simboliza el cambio de tendencia que se ha producido en el número de contagios, hacia un progresivo aumento de estos. Esperemos que esto no sea el preludio de un nuevo retroceso en la evolución de la pandemia. La fotografía se la debo a Iosune (así ya se puede, tomando fotos desde el sofá de casa).

Y la noche viene a recordar la despedida de Rafael Berruete, el padre de Silvia, con el funeral que se celebró ayer a la tarde. Cuando Arane preguntó por qué había muerto y su madre le contestó que estaba malito, fue al hospital, pero no pudieron curarlo, negó con la cabeza y dijo algo como «eso no es así, al hospital vamos y nos curamos«. Pura inocencia, de la que es imposible no sobrecogerte si tienes un mínimo de corazón. La fotografía ha sido esta vez mía, tomada en Ansoáin.

Pero al igual que la caja de Pandora, hay que terminar con la esperanza. Y con la chirigota, que para eso somos como somos. No deja de tener guasa la noticia, sabiendo que la acción de salvamento que han protagonizado unos anónimos héroes les puede salir muy cara en forma de multas.


Tutto andrà bene!!
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Día 579 – Arane y Julen, Julen y Arane

Como diría Steve Jobs en uno de sus más famosos y mejores discursos, truth be told; la verdad sea dicha: soy un desastre. Llevo escribiendo un diario con un retraso de casi un mes (ya no se si calificarlo de «diario») y eso provoca cosas como dejar pasar algunos pequeños sucesos de la vida. La mayoría de ellos pueden ser curiosidades y anécdotas que me pueden llamar la atención, en especial en los tiempos que vivimos. Otros, los que se refieren a mi familia, se perdonan menos por lo memorables que son. Y con dos enanos en la familia pasan cosas.

He esperado a un día en el que francamente no hay mucho que destacar, para poder recopilar en una misma entrada estos momentos. Lo primero que tengo que reparar es no haber puesto las fotos del primer día de colegio de Arane en su entrada correspondiente. Simplemente emocionante como tío, ni me imagino como padre o madre. Aunque lo ponga aquí lo añadiré en la entrada del día.

El momento que tuvieron hace unos días Arane y Julen cuando el pequeño estuvo en el cochecito de juguete de Arane es otro momento para recordarlo. Pura magia.

Los momentos con cada uno de ellos son especiales, como cuando llegaron Xabier y Aitor (no en vano soy el padrino del más independiente de los cuatro). Quizá ahora los estoy viviendo más intensamente por venir de donde venimos… o simplemente es que me estoy haciendo mayor y más blandito.

Una pequeña curiosidad que ha hecho mi hermana. La foto de sus dos hijos con aproximadamente el mismo tiempo y con la misma ropa. ¡Pero qué monos!

Y para terminar, una foto que me ha servido como portada de esta entrada, como nueva foto de mi perfil en la cuenta de Whatsapp y como cierre de esta entrada. No se merecen menos.


Tutto andrà bene!!
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Día 576 – De partidos, comidas y ferias

Ya estamos de nuevo en la brecha. De la forma más rápida hemos pasado de terminar una temporada de baloncesto a empezar otra. Todo lo raro que supone haber jugado una temporada de baloncesto en medio de una pandemia mundial (y gracias que pudimos jugar). Hoy ha sido nuestro primer partido estrenando categoría de Junior. Este año somos las pequeñas de la liga, pero eso no tiene que ser excusa de nada. Y no lo ha sido.

Celebración en Casa Micaela por su cumpleaños. El viernes volvió a haber un pequeño susto médico familiar, pero esta vez comunitario. Todo se quedó en eso, pero a veces te da la sensación de que cualquier mal nos está esperando a la vuelta de la esquina para darte un palo. Y como dijo mi hermana, no tenemos ni un médico en la familia. Que curioso que dijera eso…. tras habernos ventilado una buena comida, postres y tarta, que la ocasión lo merecía.

Tarde de compartir tiempo en familia, primero en casa con juegos de mesa. De tantas opciones que teníamos, hemos ido a lo más clásico: una partida de parchís, donde Ana Carmen nos ha barrido. Eso de que los dados los tirara su hija Arane no sé si tiene algo que ver…

Después, a tomar el aire de la calle pero con un pequeño gran detalle: hay atracciones de feria en Ansoáin para los más pequeños. Me sigue maravillando que pueda haber tiovivos, autos de choque y atracciones de feria cualquier día del año. Es algo que no he vivido de pequeño; solo había feria en las fiestas. No es que lo de ahora esté mal, pero a las fiestas les hace perder un poco de «magia» y de ser especiales.

Para especiales la imagen de los autos de choque para infantiles, en donde ha habido un momento que eran autos de choque de papás con niños. En el fondo, todos somos ese niño que quiere subirse en todas las atracciones que puede, por mucho que lo queramos disimular.


Tutto andrà bene!!
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